jueves, 28 de febrero de 2008

UNA APROXIMACIÓN A LA IMPORTANCIA DE LOS RITUALES Y LA RELIGIÓN EN MÉXICO



Como bien sabemos, México es un país de una diversidad y una complejidad cultural impresionante. Se trata de una región del planeta Tierra donde el color, la magia, la fiesta, la gastronomía, la artesanía y el juego casi siempre tienen alguna relación con el mundo de la religión, del ritual, de las cosmovisiones a partir de las cuales los diversos pueblas organizan su dinámica social.


La religión predominante en el país es el catolicismo, sin embargo, el catolicismo que se práctica en México tiene características muy particulares resultado de procesos de transculturación ocurridos a partir de la llegada de los españoles en el siglo XVI. El catolicismo popular mexicano expresa una heterogenea mezcla de rituales de origen prehispánico con tradiciones provenientes de Europa.


El sincretismo religioso es uno de los rasgos que distingue el catolicismo mexicano teniendo como prototipo de este fenómeno al simbolismo relacionado con la imagen de la Virgen de Guadalupe, donde encontramos elementos mesoamericanos y católicos entremezclados en un símbolo que representa el nacimiento de una nueva cultura diferente de sus antecesoras.




En la imagen podemos apreciar un grupo de peregrinos rumbo a la Basílica de Guadalupe. Las peregrinaciones son de las manifestaciones religiosas más importantes del pueblo mexicano, cada año llegan millones de peregrinos al Cerro del Tepeyac, todos ellos a rendirle culto a la Virgen de Guadalupe, también conocida como Tonantzin, Nuestra venerable Madre, antiguo nombre que los mexicas usaban para nombrar a la Madre de los Dioses.


Por otro lado, en la mayoría de poblados indígenas existe lo que conocemos como sistema de cargos. En este sistema los adultos asumen una serie de cargos con funciones políticas y religiosas. Uno de estos cargos es el de mayordomo que es el responsable de organizar la fiesta del Santo Patrono del pueblo, se trata de un ritual religioso pero que para realizarse requiere la movilización de recursos políticos, económicos y sociales. Es decir, la religión hoy en día sigue influyendo de manera importante en otras esferas de la sociedad.


Otra festividad sumamente importante que mezcla varios rituales es la de Día de Muertos que también se trata de una tradición donde se mezclan elementos prehispánicos y europeos. Se trata de un ritual de culto a los muertos, a los antepasados pero que se expresa como una fiesta de los vivos, fiesta donde la gastronomía juega un papel central, recordemos que la parte central de la ofrenda es la preparación de los alimentos favoritos del difunto, además del sabroso Pan de muertos. Por otro lado gran cantidad del arte popular mexicano utiliza símbolos asociados con esta importante festividad. (Imagen inferior: celebración de Muertos en Panteón)




Si bien esta ha sido una brevísima aproximación hemos tocado elementos centrales de las culturas que conviven en México. Estos elementos nos permiten comprender y reflexionar sobre la importancia de la religiosidad y los rituales dentro de nuestra sociedad.

PENSAMIENTO MÁGICO-RELIGIOSO 1

El estudio de la magia y la religión ha sido uno de los principales temas en el desarrollo de la Antropología. El pensamiento mágico-religioso perdura hasta nuestros días y encuentra expresión en rituales de multitud de grupos humanos y culturas, incluidas las sociedades urbanas contemporaneas. En un país como México podemos observar múltiples manifestaciones de este pensamiento. En casi todos los grupos sociales que componen nuestra nación multicultural podemos encontrar manifestaciones de la magia y la religión. El mestizaje, los procesos de aculturación y transculturación, tienen como uno de sus elementos principales manifestaciones culturales asociadas al pensamiento mágico-religioso. A continuación les presento fragmentos del libro del antropólogo Bronislaw Malinowski (1884-1942) "Magia, ciencia y religión" donde expone varios de los planteamientos antropológicos que han conducido el estudio de la magia y la religión hasta la actualidad:


 

Fragmentos seleccionados de "Magia, ciencia y religión":

No existen pueblos, por primitivos que sean, que carezcan de religión o magia. Tampoco existe, ha de añadirse de inmediato, ninguna raza de salvajes que desconozca ya la actitud científica, ya la ciencia, a pesar de que tal falta les ha sido frecuentemente atribuida. En toda comunidad primitiva, estudiada por observadores competentes y dignos de confianza, han sido encontrados dos campos claramente distinguibles, el Sagrado y el Profano; dicho de otro modo, el dominio de la Magia y la Religión, y el dominio de la Ciencia.

Por un lado, hallamos los actos y observancias tradicionales, considerados sacros por los aborígenes y llevados a efecto con reverencia y temor, encercados además por prohibiciones y reglas de conducta especiales. Tales actos y observancias se asocian siempre con creencias en fuerzas sobrenaturales, primordialmente las de la magia, o con ideas sobre seres, espíritus, fantasmas, antepasados muertos, o dioses. Por otro lado, un momento de reflexión basta para mostrarnos que no hay arte ni oficio, por primitivo que sea, ni forma organizada de caza, pesca, cultivo o depredación que haya podido inventarse o mantenerse sin la cuidadosa observación de los procesos naturales y sin una firme creencia en su regularidad, sin el poder de razonar y sin la confianza en el poder de la razón; esto es, sin los rudimentos de lo que es ciencia.

El mérito de haber establecido los cimientos de un estudio antropológico de la religión pertenece a Edward B. Tylor. En su conocida teoría mantiene que la esencia de la religión primitiva es el animismo, o sea, la creencia en seres espirituales, y muestra cómo tal creencia se ha originado de una interpretación equivocada pero congruente de sueños, visiones, alucinaciones, estados catalépticos y fenómenos similares…

La interpretación de la religión primitiva debida a Tylor, a pesar de la importancia que en su día tuvo, se basaba en una serie de datos demasiado angosta y concedía al salvaje un status de racionalidad y contemplación demasiado alto. El trabajo que sobre el terreno ha sido llevado a término por recientes especialistas nos muestra el primitivo más interesado en pesca y horticultura, en hechos y festejos de su tribu, que en especulaciones sobre sueños y visiones o en explicaciones de «dobles» o estados catalépticos, a la vez que revela otros muchos aspectos de la religión primitiva que es imposible encajar en el esquema de Tylor referente al animismo.

El enfoque mucho más extenso y profundo de la antropología moderna encuentra su expresión más adecuada en los eruditos e inspirados escritos de sir James Frazer. En tales obras ha establecido éste los tres problemas madres que, en lo relativo a la religión primitiva, son los que ocupan a la antropología de hoy: la magia y su relación con la religión y la ciencia, el totemismo y el aspecto sociológico del credo salvaje; los cultos de la fertilidad y la vegetación. Será mejor que examinemos estos temas por orden.

El libro de Frazer, La rama dorada, ese gran código de la magia primitiva, muestra con claridad que el animismo no es la única, ni tampoco la dominante, creencia de la cultura salvaje. El primitivo busca ante todo consultar el curso de la naturaleza para fines prácticos y lleva a cabo tal cosa de modo directo, por medio de rituales y conjuros, obligando al viento y al clima, a los animales y a las cosechas, a obedecer su voluntad. Sólo mucho después, al toparse con las limitaciones del poder de su magia, se dirigirá a seres superiores, con miedo o con esperanza, en súplica o en desafío; tales seres superiores serán demonios, espíritus de los antepasados o dioses. Es en esa distinción entre lo que, por una parte, es control directo y, por otra, propiciación de poderes superiores donde sir James Frazer ve la diferencia entre magia y religión. La magia, basada en la confianza del hombre en poder dominar la naturaleza de modo directo, es en ese respecto pariente de la ciencia. La religión, la confesión de la impotencia humana en ciertas cuestiones, eleva al hombre por encima del nivel de lo mágico y, más tarde, logra mantener su independencia junto a la ciencia, frente a la cual la magia tiene que sucumbir.
Hay un logro de la moderna antropología que no hemos de negar: el reconocimiento de que, magia y religión no son solamente doctrina o filosofía, ni cuerpo intelectual de opiniones, sino un modo espe¬cial de conducta, una actitud pragmática que han construido la razón, la voluntad y el sentimiento a la vez. De la misma suerte que es modo de acción, es sistema de credo y fenómeno sociológico además de experiencia personal.

miércoles, 27 de febrero de 2008

Transculturación

El concepto de transculturación emerge en el contexto de la antropología latinoamericana, su creador es el cubano Fernando Ortiz. A continuación presento una cita del propio Ortiz definiendo el concepto y después lo que Malinowski uno de los antropólogos más influyentes del siglo XX opina sobre la transculturación:

Entendemos que el vocablo “transculturación” expresa mejor las diferentes fases del proceso transitivo de una cultura a otra, porque éste no consiste solamente en adquirir una distinta cultura, que es lo que en rigor indica la voz angloamericana “aculturation”, sino que el proceso implica también necesariamente la pérdida o desarraigo de una cultura precedente, lo que pudiera decirse una parcial “desculturación”, y además, significa la consiguiente creación de nuevos fenómenos culturales que pudieran denominarse “neoculturación”... En todo abrazo de culturas sucede lo que en la cópula genética de los individuos: la criatura siempre tiene algo de ambos progenitores, pero también siempre es distinta de cada uno de los dos. En conjunto, el proceso es una “transculturación”, y este vocablo comprende todas las fases de su parábola.
ORTIZ, Fernando

"Es un proceso en el cual emerge una nueva realidad, compuesta y compleja; una realidad que no es una aglomeración mecánica de caracteres, ni siquiera un mosaico, sino un fenómeno nuevo, original e independiente. Para describir tal proceso, el vocablo de raíces latinas transculturación proporciona un término que no contiene la implicación de una cierta cultura hacia la cual tiene que tender la otra, sino una transición entre dos culturas, ambas activas, ambas contribuyentes con sendos aportes, y ambas cooperantes al advenimiento de una nueva realidad de civilización."
Bronislaw Malinowski

Aculturación

A continuación presento las ideas que expone el antropólogo Thomas F. Glick en torno al concepto de aculturación:

Es el proceso de cambio cultural que se produce por el encuentro de dos sistemas culturales autónomos, y que da por resultado la creciente similitud de ambos. Siempre entraña una interacción compleja con procesos sociales concurrentes…
En esos encuentros la cultura donante puede no presentar toda su gama de elementos culturales, y el sistema de valores propios de la cultura receptora puede actuar como filtro o modificar algunos elementos. La aculturación puede tener una estructura definida, como ocurre en el caso de una conquista o en otras situaciones de desigualdad social o política que canalizan el flujo de elementos culturales.
La aculturación subsume un número de procesos diferentes, entre los que se incluyen la difusión, la adaptación reactiva, diversos tipos de reorganización espacial y cultural posteriores al contacto, y la “desculturación” o desintegración cultural.
La gama de ajustes resultantes incluye la retención de una sustantiva economía cultural o, más frecuentemente, la asimilación de un grupo más débil por parte de uno más fuerte que entra en contacto con él, así como la fusión cultural (fenómeno poco usual), en la que dos culturas pueden intercambiar suficientes elementos como para producir una cultura sucesora distinta.
En la medida en que la aculturación involucra la interacción de dos o más grupos diferentes, la interacción social entre ellos condiciona marcadamente el resultado. La enorme presión social que se produce con una conquista, por ejemplo, puede desintegrar los mecanismos gracias a los cuales el grupo conquistado ha mantenido su cultura.
En otros casos un fuerte aislamiento puede preservar una cultura políticamente débil pese a la existencia de obstáculos que parecen insuperables.
Además, si por alguna razón que sea, uno de los grupos se niega a reconocer la aculturación de otro, la reducción de la distancia cultural (aculturación) puede no ir acompañada por una reducción simétrica de la distancia social (asimilación).
Thomas F. Glick. Diccionario de Antropología. Siglo XXI Editores.